miércoles, 19 de junio de 2013

TEST DE APERCEPCION TEMÁTICA



Agradecemos a la Universidad de Concepcion las facilidades para poder ofrecer este texto a los alumnos de la Universidad Autonoma Metropolitna


UNIVERSIDAD DE CONCEPCION - CARRERA DE PSICOLOGIA
Técnicas de Evaluación Psicológica II - 2002 - 

 Preparado por prof. Hellmut Brinkmann Sch. CONCEPCION  - 2002




 TEST DE APERCEPCION TEMATICA

ANTECEDENTES  HISTORICOS  Y  TECNICAS  DE  APLICACION


 


TEST  DE  APERCEPCION  TEMÁTICA

El TAT consiste en una serie de 31 láminas, acerca de las cuales se pueden construir narraciones. A medida que se avanza en ellas se puede apreciar mejor lo que permanece constante, aunque la historia en sí varíe. Esta constancia nos proporciona una idea acerca del paciente como persona.

Las láminas estimulan la imaginación, proporcionan material incluso a las personas de imaginación más pobre. Permiten explorar de una manera más o menos sistemática las posibles áreas de un conflicto o de importancia motivacional. Además, la reacción perceptiva del sujeto ante la lámina proporciona una fuente adicional de información respecto de su visión del mundo que lo rodea. Así, mediante este instrumento pluridimensional, se obtiene del sujeto una serie de datos respecto de sí mismo.

De esta manera, es decir, mediante el empleo perceptivo-interpretativo que se da en las láminas, se elaboró el Test de Apercepción Temática y, a pesar de las dificultades que encierra la toma del registro, la calificación y la interpretación del mismo, el TAT es hoy en día uno de los tres instrumentos más empleados en la exploración clínica, junto con el test de Rorschach y el Inventario Multifásico de Personalidad, de Minesotta (MMPI).

DATOS HISTORICOS

Freud difundió la idea de que las producciones artísticas reflejan tendencias psicológicas predominantes en la personalidad del autor. Pero no es el inventor de esta idea: se inspiró ante todo en el trabajo de Burckhardt (1855) sobre el Renacimiento Italiano, obra en que el tipo de personalidad y la atmósfera propios de esa época fueron recreados mediante el análisis de las obras de arte que había producido. En 1907 Brittain publica una prueba para el estudio de la imaginación, que anticipa exactamente el TAT: se presentaban 9 imágenes a unos adolescentes que debían redactar las historias que aquellas les sugerían. Igual que con otros test de la misma época, precursores del Rorschach, la interpretación se centraba sobre la imaginación y no sobre la personalidad.

Desconocida durante 25 años, la técnica de Brittain fue retomada en 1932 por Schwartz en forma de un test de imagen de la situación social, para cuyo examen se servía de mineros delincuentes. En 1935, Morgan y Murray publicaron la primera forma del Thematic Apperception Test. En 1938, Murray integró en él los resultados de su doctrina de la personalidad, contenida en su libro Exploración de la Personalidad. En 1943 publicó la forma definitiva del test (tercera forma) con el manual de aplicación que actualmente se utiliza.

ADMINISTRACION DE LA PRUEBA
El TAT se aplica en dos sesiones. Diez imágenes se presentan al sujeto cada vez. Ciertas imágenes son comunes a todos los sujetos, otras son especiales para niños o adultos, para uno u otro sexo. Cada lámina lleva impreso en el dorso un número y algunas, además, una o dos letras. El número indica el orden correlativo en que se presentan las láminas, a la vez que las letras, correspondientes a las iniciales inglesas, precisan su destino: B = Boy, muchacho; G = Girl, niña (hasta 14 años); M = Male, hombre y F = Female, mujer. Cuando se combinan dos letras, ello indica que la lámina está destinada a ser usada con ambas categorías de sujetos. Por ejemplo, 3BM indica que es la tercera lámina a ser aplicada a examinados de sexo masculino (muchacho u hombre); 13MF, que es la decimotercera lámina a ser aplicada en sujetos adultos (hombre o mujer); etc.

De esta forma, de las 31 láminas sólo se aplican 20 a cada sujeto, debido a las variantes. Algunos examinadores aplican las 11 láminas restantes (que en rigor no correspondería aplicar), en una tercera sesión, como prueba complementaria.

Las imágenes están constituidas por dibujos, fotografías y reproducciones de cuadros o grabados. El significado de las imágenes es ambiguo y a menudo el dibujo es esfumado. Doce láminas representan una figura humana sola de distintas edades, estando representados ambos sexos. En siete hay dos personas del mismo sexo; cuatro muestran dos personas de sexo opuesto, de edad ya similar, ya diferente. Una lámina representa a tres personas (dos mujeres, un hombre); otra a varios hombres juntos; dos más a un joven o una chica evocando o contemplando una escena con varios personajes; tres láminas representan paisajes más o menos fantásticos sin figuras humanas; una (Nº16) está completamente en blanco: favorece la proyección de la imagen que el sujeto hace de sí mismo.

Instrucciones de aplicación.

De acuerdo con las instrucciones originales de Murray, la prueba debe aplicarse en dos sesiones, a razón de diez láminas en cada una, seleccionadas de acuerdo a los criterios señalados más arriba.

El sujeto debería estar tendido en un diván, el examinador ubicado fuera del campo visual (como en las sesiones de psicoanálisis) pero lo suficientemente próximo como para alcanzarle las láminas y tomar las que el sujeto devuelve. Se le dice al sujeto que se le van a presentar una serie de láminas, de a una por vez y que para cada una de ellas deberá inventar una historia que contenga un pasado, presente y futuro, enfatizando lo que los personajes puedan estar sintiendo o pensando.

El examinador, a su vez, debe tomar nota textual de lo que el paciente diga, incluyendo las observaciones o acotaciones que haga. Deberá abstenerse de intervenir en el relato y hacer sólo las preguntas que sean estrictamente necesarias para la posterior interpretación, como por ejemplo el sexo, o el tipo de relación entre los personajes, si ello no se desprendiera del relato espontáneo del sujeto.

Interpretación de las historias.

La interpretación del TAT presenta dificultades mayores que las del Rorschach ya que no hay ninguna valoración cifrada que permita llegar a un psicograma. Los teóricos del TAT no están de acuerdo sobre las principales claves de interpretación. Por consiguiente, el psicólogo experimenta la tentación de contentarse con una elaboración intuitiva, extrayendo de las historias inventadas por el sujeto las posibles analogías con la historia real y los problemas de este.

Murray y sus continuadores parten de la hipótesis que las historias inventadas por el sujeto constituyen descripciones levemente disfrazadas de la conducta del mismo en la vida real. Allí reside el problema esencial del TAT y pese a los esfuerzos de prácticos y teóricos, conserva actualmente gran parte de su agudeza. En su manual de 1943 Murray propone un principio de transcripción importantísimo: las historias compuestas por el sujeto contienen, por una parte, un héroe con el cual el sujeto se identifica y al cual le atribuye sus propias motivaciones; por otra, personajes en interacción con el héroe que representan las fuerzas del medio familiar y social real cuya presión el sujeto experimenta. Este principio ha sido conservado por la mayoría de los autores.

Murray distingue el análisis formal del protocolo y el del contenido, desarrollando sobre todo este último.

Análisis formal


Estudia la comprensión de la consigna por parte del sujeto, el grado de su cooperación en la prueba, la exactitud de su percepción de cada imagen, la construcción de las historias, su coherencia, su concisión, su riqueza de detalles, grado de realidad, estilo, falta de una fase de la historia, tendencia a las descripciones alegóricas más que a las interpretaciones, el lenguaje usado: pobreza o riqueza, presencia o ausencia de ciertas categorías verbales, extensión de las historias sintaxis, etc. Todo esto informa sobre la inteligencia del sujeto, la exactitud de su pensamiento, sus capacidades artísticas o literarias, sus aptitudes verbales y también sobre su intuición psicológica y su sentido de la realidad. Las tendencias patológicas se descubren así fácilmente.


En todo caso, las conclusiones que se obtienen por un análisis de los relatos del TAT, deben considerarse como hipótesis que deben verificarse por otros métodos, más que como hechos probados. Además debe considerarse siempre que reflejan las percepciones o vivencias del sujeto con respecto a su realidad, y no corresponden por lo tanto, necesariamente a la realidad objetiva del sujeto.


Análisis de contenido


El análisis de contenido abarca cinco puntos:


1.- Motivaciones y sentimientos del héroe : La primera tarea del examinador consiste en descubrir entre los personajes de cada historia al héroe o protagonista con el cual el sujeto se identifica. Algunos criterios son los siguientes, ya que el héroe tiende a ser:


a) el personaje por el cuál el narrador más se ha interesado, adoptando su punto de vista, describiendo con el máximo de detalles sus acciones y sentimientos.


b) el que más se parezca al sujeto por la edad, sexo, el carácter, la historia. c) el que desempeña el papel central en el desarrollo de la acción dramática.


El héroe es generalmente uno de los personajes representados en la imagen. Para la mayoría de las historias es fácil de determinar. Para las demás es necesario distinguir varios héroes parciales o un héroe primario y otro secundario; cada uno de ellos representa entonces tendencias no aceptadas, más o menos integradas o conflictuales en el sujeto.


Las acciones ejecutadas por el héroe de cada historia o las emociones que expresa representan las motivaciones del sujeto (llamadas también variables de personalidad). Murray supone que se trata de necesidades profundas en estado latente y que en ciertos momentos son la fuente del comportamiento manifiesto del sujeto. Da de ellas la siguiente lista: agresión, auotagresión, dominación, sumisión, protección ejercida protección reclamada, cumplimiento de una empresa en la que uno halla su autorrealización, necesidad de pasividad, de afiliación, erótica, de adquisición de independencia, de evitar el sufrimiento y la censura, de conocimiento, de creación, de exhibición, de deferencia.


2.- Fuerzas del ambiente que ejercen su influencia sobre el héroe: se infiere de las acciones y emociones de los demás personajes de la historia. La lista de Murray es la siguiente: afiliación, agresión, dominación, rechazo, protección, falta o pérdida de algo que el héroe necesita, peligro físico. El mismo ambiente puede ejercer sobre el héroe una o varias influencias diferentes. Conviene anotar si las mismas son favorables o desfavorables para el héroe, si provienen de personas del mismo sexo o del otro, de figuras maternas o paternas, etc.

   Estas fuerzas pueden representar la manera como el sujeto percibe su ambiente, las cosas que desea o teme que puedan sucederle o, también sus propias tendencias que se hallan en conflicto con el resto de su personalidad (por ejemplo, deseos, tendencias o impulsos inconscientes incompatible con la escala de valores consciente).


3.- Desarrollo y desenlace de la historia: para cada historia hay que anotar:


a) como el héroe reacciona al ambiente, es decir, como se comporta en la situación que constituye el tema de la historia inventada por el sujeto (análisis de los verbos que expresan las conductas).


b) como hace progresar la situación hacia el desenlace. c) como se produce el desenlace.


d) de que índole es el desenlace.


4.- Análisis de los temas : después de haber analizado por separado las motivaciones del héroe y las fuerzas del ambiente que ejercen su influencia sobre él, es necesario captar en forma global su interacción. Un tema es constituido por tal interacción, es una unidad dramática. Cada historia narrada por el sujeto comprende uno o varios temas. Hay que registrar los temas más frecuentes, como así los excepcionales por su intensidad dramática, su riqueza psicológica o por su carácter único en el test. Los temas nos informan sobre los problemas mayores o menores del sujeto.


5.-Intereses y sentimientos: se trata de aislar las actitudes positivas o negativas del héroe frente a las figuras paterna, materna y para personajes de uno u otro sexo de la misma edad de él.


Una vez hecho el análisis formal y de contenido se procede a la síntesis de los resultados. Murray da a este respecto las siguientes indicaciones:


Los relatos elaborados por el sujeto pueden representar un aspecto de su situación actual en la vida y a veces en el test, una situación pasada, esperada, temida, o una situación en que se hallará normalmente en el futuro;


Desde el punto de vista de la personalidad del sujeto, estos relatos pueden relacionarse con recuerdos personales, sentimientos y deseos actuales, cosas que habrá querido hacer, con lo que imagina poder ser o hacer un día; con tendencias elementales inconscientes y fuentes de sueños infantiles;


Hay que separar las historias impersonales, determinadas únicamente por los grabados, de aquellas que el sujeto se ha proyectado verdaderamente; según Murray un 30 % de las historias son impersonales.


VALOR PARTICULAR O SIGNIFICADO ESPECÍFICO DE CADA LÁMINA


Aún cuando no puede afirmarse taxativamente que las láminas tengan un valor simbólico específico intrínseco, la experiencia indica que tienden a provocar preferentemente asociaciones con determinados temas o contenidos más o menos específicos. Una lámina en particular, por lo tanto, podría ser más útil que otra en la exploración de un cierto núcleo conflictivo.


Considerando siempre estas reservas, puede servir como referencia o guía el siguiente listado.


En él entregamos para cada lámina una descripción de la misma (tomada del manual del test preparado por Murray) y algunas observaciones o comentarios tomados de otros autores (Didier Anzieu en los "Métodos Proyectivos", Edit. Kapelusz; Bs. As. 1962; Moisés Aracena B., apuntes de clases en la cátedra de Aplicación e Interpretación de Pruebas Psicológicas, Escuela de Psicología, U. de Chile) y de nuestra propia experiencia.



Lámina 1



Un niño contempla un violín que está sobre una mesa, enfrente de él. (Dibujo de Christiana D. Morgan)



Esta lámina es de aplicación general. Siempre es el comienzo de la prueba. Pone de relieve las actitudes del sujeto hacia el rendimiento, (N-logro) o una tarea, sus metas o aspiraciones personales, dificultades, esperanzas, etc. Estas metas pueden ser propias o impuestas y en relación a ello puede quedar de manifiesto el tipo de relaciones (obediencia, rebeldía, coerción) con otros significativos (p. ej. padres).


Lámina 2





Escena campestre. En primer plano, hay una mujer joven con libros en sus manos; más al fondo se ve un hombre trabajando el campo y una mujer que lo mira. (Mural de Leon Kroll, reproducido, con permiso especial del departamento de Justicia de los E.E.U.U.).




Puede evocar en general la actitud hacia el rendimiento intelectual o diferentes tipos de conflictos: rivalidad entre hermanos situación triangular, armonía o desacuerdo familiar.


Lámina 3 BM





En el suelo, apoyado en un sofá está la figura de un joven con la cabeza descansando sobre su brazo derecho. Junto a él en el suelo hay, un revolver. (Dibujo de Christiana D. Morgan).



La figura es en realidad ambigua en cuanto al sexo. Los temas de las historias se refieren con frecuencia a agresiones, castigos y culpas o contenidos depresivos e ideaciones suicidas.






Lámina 3 GF






Una mujer joven está de pie con la cabeza gacha, su cara cubierta con su mano derecha. Su brazo izquierdo está estirado hacia adelante contra una puerta de madera. (Dibujo de Samuel Thal). Temas de culpabilidad, tristeza o desdicha y sus posibles motivos.







Lámina 4



Una mujer sujeta los hombros de un hombre cuya cara y cuerpo están vueltos como sí estuviese tratando de zafarse de ella. (Ilustración de C.C. Beall, reproducida con permiso de Crowell- Collier Publishing Company).


Temas de relaciones heterosexuales, amorosas, agresivas o sexuales, pareja en discordia o amenazada en su felicidad. Se pueden proyectar razones de la desaveniencia o las motivaciones atribuidas al hombre o la mujer. Pocos sujetos observan la existencia del tercer personaje (una mujer escasamente vestida) en el fondo: el hombre se percibe entonces como apresado entre dos tipos de mujeres.


Lámina 5







Una mujer de edad media está de pie en el umbral de una puerta a medio abrir, mirando al interior de la habitación.


La figura ambigua en cuanto a la edad es generalmente interpretada como una figura materna. La lámina puede provocar las actitudes y expectativas respecto de la madre (vista como prohibidora, vigilante, solícita, etc. y los sentimientos o respuesta del Sujeto frente a ella (con frecuencia de tipo ansioso).
Puede ser particularmente importante durante o al final del periodo de la adolescencia. Si se proyecta otra persona al interior de la pieza, es por lo general una indicación de la naturaleza de la identificación sexual.


Lámina 6 BM







Una mujer mayor, baja, está de pie, de espaldas a un hombre joven alto. Este mira hacia abajo con una expresión perpleja. (Dibujo de Christiana D. Morgan).




Generalmente se interpreta como una situación madre-hijo (o equivalentes). Permite la expresión de la actitud del sujeto hacia la figura materna y la cualidad de la relación: culpa, dependencia, discordia, protección, etc.






Lámina 6 GF




Una mujer joven, sentada en el extremo de un sofá mira hacia atrás por sobre su hombro a un hombre mayor con una pipa en la boca que parece estar dirigiéndose a ella. (Parte de una ilustración de H. Rubin, reproducida con permiso de The Saturday Evening Post, copyright 1941, de the Curtis Publishing Company).


No es claramente una relación padre-hija.


Frecuentemente se la ve como una relación hombre mujer al margen del matrimonio: relación de seducción, empleador-empleada, presión extorsión, sospecha, celos, etc.




Lámina 7 BM




Un hombre de pelo gris mira a un hombre más joven que parece estar mirando al vacío. (Dibujo de Samuel Thal).


Relación padre-hijo (o equivalente); superior-subalterno.


Los temas generalmente se refieren a situaciones de ayuda, consejo, confidencia o complicidad.










Lám. 7GF



Una mujer mayor está sentada sobre un sofa junto a una niña, hablándole o leyéndole.


La niña, que tiene una muñeca mueca en su falda mira al vacío. (Fairy Tales, por Shulkin, reproducida con permiso especial de The Metropolitan Museum of Art, New York).


Relación madre-hija. Con frecuencia se refiere a explicaciones sexuales al niño. Puede representar la actitud de la mujer hacia la feminidad o al rol materno.









Lám. 8 BM




Un niño adolescente mira desde el cuadro. A un lado se ve el cañón de un rifle, y al fondo se ve una escena difusa de una operación quirúrgica, como una imagen evocada. (Dibujo de Samuel Thal, según una ilustración de Carl Muller. La utilización de ésta última fue permitida por Collier, copyright 1939 de The Crowell-Collier Publishing Company).


En relación a esta lámina pueden surgir diversos temas, algunos referidos a proyecciones futuras del sujeto, a su Yo ideal , o a mecanismos de formación reactiva a la agresión, sublimación de la agresividad (cirujano, protector o salvador), temor a la muerte (propia o de una figura parental), etc.


La situación proyectada en la escena del fondo frecuentemente representa un incidente afectivo real.



Lám. 8 GF





Una mujer joven está sentada con el mentón apoyado en la mano, mirando al vacío. ("Lili", de Taubes. Reproducida con permiso de The Metropolitan Museum of Art, New York).


Frecuentemente es interpretada como una mirada de despedida. 0 bien como una mujer feliz, triste o nostálgica. El contenido puede aludir a algo que el sujeto echa de menos.








Lám. 9 BM





Cuatro hombres vestidos con overoll están tendidos en el pasto descansando. (Dibujo de Samuel Thal según una fotografía -"Siesta"- de Ulric Meisel. El uso de esta última fue permitido por Monkmeyer Press Photo Service).




Puede evocar temas de fraternidad varonil (con o sin homosexualidad latente) o de oposición al medio; actitud hacia la pasividad.






Lám. 9 GF


Una mujer joven con una revista y una cartera en su mano mira desde detrás de un árbol a otra mujer joven en vestido de fiesta que corre a lo largo de una playa (ilustración de H.M. Meyers, reproducida con autorización de Collier, copyright, 1940 de The Crowell-Collier Publishing Company).


No es equivalente a la lámina 9


BM. Evoca temas de rivalidad femenina, rivalidad por afecto sexual, o necesidad de conocimiento.







LAM. 10

La cabeza de una mujer joven apoyada en el hombro de un hombre. (Dibujo de Samuel Thal).


Los personajes son ambiguos. Generalmente se interpretan como un hombre y una mujer. Puede proyectarse en ella la relación entre los padres y la actitud del sujeto frente a este contenido. Temor de separación, dependencia respecto de la figura parental de mayor importancia.







Lam.11





Un camino bordeando un precipicio entre barrancos altos. En el camino, a la distancia, hay figuras oscuras. Sobresaliendo de la pared rocosa a un lado está el largo cuello y cabeza de un dragón. ("Die Fels- Schlucht", de Boecklin; en la Schack Gallery, Munich).



El contenido fantástico, frecuentemente adquiere valor simbólico y moviliza en el sujeto los mecanismos de defensa contra la angustia.


(Compárese con las láminas negras del Rorschach). El dragón puede simbolizar un padre agresivo u otras amenazas: demandas instintivas (del Ello) que amenazan la personalidad desde dentro o agresión que amenaza desde el exterior y entonces también reflejar la actitud del sujeto hacia el peligro.


Lám.12M








 Un joven yace sobre un sofá con los ojos cerrados. Inclinándose sobre él está la figura de un hombre viejo con su mano extendida sobre la cara de la figura recostada. (Dibujo de Samuel Thal).





Lám. 12BM




El tema en general es el de un hombre que ejerce su ascendiente sobre otro más joven: hipnotizador, agente terapéutico, bendición de un moribundo, brujería, robo, etc.



Permite al sujeto expresar sus sentimientos y esperanzas respecto a la terapia. A veces señala la actitud hacia la dependencia pasiva: homosexualidad, deferencia, obediencia en la relación entre varones.







Lám.12 F










Mujer joven y mujer vieja: conflicto de generaciones, actitud ante el envejecimiento, ante la figura de la madre (hija), ante lo que la mujer llegará a ser o parecer.



Retrato de una mujer joven. Una vieja con un chal sobre su cabeza hace muecas más atrás. (Dibujo de Christiana D. Morgan, según una pintura de Augustus John).






Lám.12 BG






Un bote de remos en la orilla de un estero en el campo. No hay figuras humanas en el cuadro. (Fotografía de H.G. Grainger, copyright 1937, reproducida con autorización de The Camera Craft).

Provoca temas de ensoñación (a veces infantil). Expresión de deseos, fantasías o aspiraciones.





Lám. 13 MF






Un hombre joven parado con la cabeza gacha tapada con el brazo. Detrás de él está la figura de una mujer que yace en cama. (Dibujo de Samuel Thal).


Provoca reacciones de actitud frente a las relaciones heterosexuales, aún cuando la sexualidad puede no ser aparente en la historia. Puede poner de manifiesto los mecanismos de defensa o en general el manejo que tiene el sujeto de la sexualidad, así como también sus fantasías o temores (conscientes o inconscientes).





Lám. 13 B




Un niño está sentado en el umbral de la puerta de una cabaña. (Mr. A. Lincoln Jr. Fotografía del Farm Security Administration, por Nancy Post Wrigth).


Imagen de sí mismo, temas de soledad y abandono, reflexiones acerca del futuro.










Lám. 13 G



Una niña pequeña sube por una escalera (fotografia de Hisao E. Kimura en American Photography 1934, por cortesía e American Photographic Publishing Company).


Soledad, abandono, reflexiones acerca del futuro.









Lám. 14




La silueta de un hombre (o mujer) contra una ventana abierta. El resto del cuadro es totalmente negro. (Dibujo de Christiana D. Morgan).


La figura es ambigua: el personaje se ve ya sea adentro, mirando hacia el exterior o afuera mirando hacia adentro. En el primer caso puede de alguna manera más o menos simbólica estar saliendo de la oscuridad hacia la. luz o a la liberación (incluso a través del suicidio). En el segundo caso puede representar temores, ansiedad o preocupaciones por amenazas (p. ej. de robo) o sentimientos de intimidad violada (el sujeto se introduce ilícitamente -por la ventana- a un espacio personal).


El contraste claro-oscuro también puede sugerir la dicotomía del humor (optimismo-pesimismo) y permitir la expresión de frustraciones, esperanzas, etc.



Lám. 15




Un hombre con sus manos enlazadas está de pie entre lápidas en un cementerio. (Xilografía de Lynd Ward, en "Madman's Drum", New York, 1938, Jonathan Cape and Harrison Smith, Inc.; reproducida por cortesía del artista).



En general, puede considerarse como provocadora de la actitud ante la muerte. También proporciona al sujeto la ocasión de señalar cualquier persona de su ambiente como objetivo de agresiones, haciéndola aparecer como muerta y enterrada. A menudo indica si estas agresiones se acompañan de sentimientos de culpa.



Lám. 16


Lámina en blanco.



Apta para proyectar en la forma más pura. El material producido en esta lámina es de gran importancia y representa tal vez lo que el sujeto conscientemente "se permite fantasear".


Importante comparar con lámina 1.




Lám. 17 BM





Un hombre desnudo se trepa por una soga. Trepa hacia arriba o hacia abajo. (Dibujo de Samuel Thal según un bosquejo no terminado de Daumier).


Temas relativos a la fuerza viril: exhibición, masculinidad, reconocimiento, impotencia. A veces también temas de fuga o escape: si es muy elaborado o con tono afectivo intenso, el desenlace puede representar las esperanzas del paciente de escapar a sus dificultades.



Lám. 17 GF






Un puente sobre el agua. Una figura femenina se inclina sobre la baranda. Al fondo hay edificios altos y pequeñas figuras de hombres. (Xilografía de Lynd Ward en Madman's Drum, New York, 1938, Jonathan Cape and Harrison Smith, Inc. Reproducida por cortesía del artista).


Puede reflejar tendencias represivas sentimientos de infelicidad y la inclinación del sujeto a mantener esperanza o a ceder (suicidio). También la oposición del mundo soleado al mundo subterráneo y trabajoso. A veces da información sobre las relaciones de la. muchacha y el padre.




Lám. 18 BM






Un hombre es sujetado desde atrás por tres manos. La figura de sus antagonistas son invisibles. (Dibujo de Christiana D. Morgan).



Puede representar la fuerza del Super-Yo, temores de homosexualidad. Actitud hacia las toxicomanías (ebriedad) o agresión: historias de ataque, robo, socorro o arresto. El desenlace puede ser importante.












Lám. 18 GF





Una mujer aprieta con sus manos el cuello de otra mujer a la cual parece estar empujando hacia atrás sobre la baranda de una escalera. (Dibujo de Samuel Thal).


Generalmente se interpreta como dos mujeres, muchas veces madre e hija: una se pone a atacar o a socorrer a la otra. Puede representar tendencias o deseos agresivos o actitudes hacia la agresión, celos, reacción a ser dominado, sentimientos de inferioridad.






Lám. 19






Cuadro de formación de nubes sobre una cabaña cubierta de nieve en el campo. ("The Night Wind" por Burchfield, reproducida con autorización de su propietario, Mr. A. Conger Goodyear).


Escena fantástica. El interior de la casa representa a menudo un refugio, quietud y seguridad ante los males o amenazas (sobrenaturales) que la rodean. Puede poner en evidencia deseos o necesidades afectivas de protección y cuidado. La comparación con la Lámina 11 puede ser importante.




Lám. 20




La figura difusamente iluminada de un hombre (o una mujer) en la noche apoyada contra un poste de luz. No se conoce el autor de este cuadro.


Generalmente se interpreta como un hombre solo en la noche. El tema puede reflejar sentimientos de soledad, abandono, rechazo, etc. y sus posibles causas o las actitudes frente a estos contenidos.

jueves, 25 de abril de 2013

La novela familiar del neurótico


Sigmund Freud 1909 [1908].

 «Der  Familienroman  der Neurotiker»

Fotos y anotaciones: José Luis González Fernández


En el individuo que crece, su desasimiento de la autoridad parental es una de las operaciones más necesarias, pero también más dolorosas, del desarrollo. Es absolutamente necesario que se cumpla, y es lícito suponer que todo hombre devenido normal lo ha llevado a cabo en cierta medida. Más todavía: el progreso de la sociedad descansa, todo él, en esa oposición entre ambas generaciones. Por otro lado, existe una clase de neuróticos en cuyo estado se discierne, como condicionante, su fracaso en esa tarea.

 Para el niño pequeño, los padres son al comienzo la única autoridad y la fuente de toda creencia. Llegar a parecerse a ellos -vale decir, al progenitor de igual sexo-, a ser grande como el padre y la madre: he ahí el deseo más intenso y más grávido en consecuencias de esos años infantiles. Ahora bien, a medida que avanza en su desarrollo intelectual el niño no puede dejar de ir tomando noticia, poco a poco, de las categorías a que sus padres pertenecen. Conoce a otros padres, los compara con los propios, lo cual le confiere un derecho a dudar del carácter único y sin parangón a ellos atribuido. Pequeños sucesos en la vida del niño, que le provocan un talante descontento, le dan ocasión para iniciar la crítica a sus padres y para valorizar en esta toma de partido contra ellos la noticia adquirida de que otros padres son preferibles en muchos aspectos. Por la psicología de las neurosis sabemos que en esto cooperan, entre otras, las más intensas mociones de una rivalidad sexual. El paño donde se cortan tales ocasiones es evidentemente el sentimiento de ser relegado.




Hartas son las oportunidades en que al niño lo relegan, o al menos él lo siente así, y en que echa de menos el amor total de sus padres, pero en particular lamenta tener que compartirlo con otros hermanitos. La sensación de que no le son correspondidas en plenitud sus inclinaciones propias se ventila luego en la idea, a menudo recordada concientemente desde la primera infancia, de que uno es hijo bastardo o adoptivo. Muchos hombres que no han devenido neuróticos suelen acordarse de tales oportunidades en que tramaron -las más de las veces influidos por lecturas- esa concepción y esa réplica respecto del comportamiento hostil de sus padres. Ahora bien, aquí se muestra ya la influencia del sexo, pues el varoncito presenta inclinación a mociones hostiles mucho más hacia su padre que hacia su madre, y se inclina con mayor intensidad a emanciparse de aquel que de esta. Puede ocurrir que la actividad fantaseadora de la niña pequeña resulte harto más débil en este punto. En tales mociones concientemente recordadas de la infancia hallamos el factor que nos posibilita entender el mito.

 Rara vez recordado con conciencia, pero casi siempre pesquisable por el psicoanálisis, es el estadio siguiente en el desarrollo de esta enajenación respecto de los padres, estadio que se puede designar como novela familiar de los neuróticos. Es enteramente característica de la neurosis, como también de todo talento superior, una particularísima actividad fantaseadora, que se revela primero en los juegos infantiles y luego, más o menos desde la época de la prepubertad, se apodera del tema de las relaciones familiares. Un ejemplo característico de esta particular actividad de la fantasía son los consabidos sueños diurnos[i], que se prolongan mucho más allá de la pubertad. Una observación exacta de ellos enseña que sirven al cumplimiento de deseos, a la rectificación de la vida, y conocen dos metas principales: la erótica y la de la ambición (tras la cual, empero, las más de las veces se esconde la erótica). Pues bien, hacia la edad que hemos mencionado la fantasía del niño se ocupa en la tarea de librarse de los menospreciados padres y sustituirlos por otros, en general unos de posición social más elevada. Para ello se aprovechan encuentros casuales con vivencias efectivas (conocer al señor del castillo o al terrateniente, en el campo, o a los nobles, en la ciudad). Tales vivencias casuales despiertan la envidia del niño, envidia que luego halla expresión en una fantasía que le sustituye a sus dos padres por unos de mejor cuna. Para la técnica de llevar a cabo tales fantasías, que desde luego son concientes en esa época, interesan la destreza y el material de que el niño disponga. También importa que se las haya realizado con mayor o menor empeño por obtener verosimilitud. A este estadio se llega en una época en que el niño no tiene aún noticia de las condiciones sexuales del nacimiento.




 Luego viene a sumarse la noticia sobre las condiciones sexuales diversas de padre y madre; si el niño llega a aprehender que «pater semper incertus est», mientras que la madre es «certissima»[ii], la novela familiar experimenta una curiosa limitación, a saber: se conforma con enaltecer al padre, no poniendo ya en duda la descendencia de la madre, considerada inmodificable. Este segundo estadio (sexual) de la novela familiar tiene por portador, además, un segundo motivo que faltaba en el primer estadio (asexual). Con la noticia sobre los procesos sexuales nace una inclinación a pintarse situaciones y vínculos eróticos en que entra como fuerza pulsional el placer de poner a la madre, que es asunto de la suprema curiosidad sexual, en la situación de infidelidad escondida y secretos enredos amorosos.[iii] De esta manera, aquellas primeras fantasías, en cierto modo asexuales, son llevadas hasta la cúspide del actual discernimiento.

 Por lo demás, el motivo de la venganza y la represalia, situado antes en el primer plano, también se muestra aquí. Es que son las más de las veces estos niños neuróticos los que han sido castigados por sus padres a raíz del desarraigo de malas costumbres sexuales, de lo cual se vengan mediante tales fantasías.

 Muy en particular son los niños nacidos después que otros hermanos quienes mediante esas imaginerías (Dichtung} arrebatan la primacía sobre todo a los predecesores (exactamente como en las intrigas que registra la historia), y a menudo no les arredra inventar {andichten} a la madre tantos enredos amorosos como competidores haya. Una notable variante de esta novela familiar consiste en reclamar el héroe fantaseador {dichtend} para sí mismo la legitimidad, a la vez que así elimina por ilegítimos a sus otros hermanos. Y en todo esto es posible todavía que un interés particular gobierne la novela familiar, que, por su carácter polifacético y su múltiple aplicabilidad, puede establecer transacción con toda clase de afanes. De este modo el pequeño fantaseador puede eliminar mediante ella el vínculo de parentesco con una hermana que acaso lo atrajo sexualmente.[iv]

 Quien aparte la vista horrorizado ante esta corrupción del ánimo infantil, e incluso pretenda impugnar la posibilidad misma de que existan tales cosas, debe observar que todas estas imaginerías al parecer tan hostiles no llevan, en verdad, intención tan maligna y, bajo ligero disfraz, acreditan la ternura originaría del niño hacia sus padres, que se ha conservado. Sólo en apariencia son infieles y desagradecidas; en efecto, si uno escruta en los detalles las más frecuentes de esas fantasías noveladas, esa sustitución de ambos progenitores o del padre solo por unas personas más grandiosas, descubre que estos nuevos y más nobles padres están íntegramente dotados con rasgos que provienen de recuerdos reales de los padres inferiores verdaderos, de suerte que el niño en verdad no elimina al padre, sino que lo enaltece. Y aun el íntegro afán de sustituir al padre verdadero por uno más noble no es sino expresión de la añoranza del niño por la edad dichosa y perdida en que su padre le parecía el hombre más noble y poderoso, y su madre la mujer más bella y amorosa. Entonces, se extraña del padre a quien ahora conoce y regresa a aquel en quien creyó durante su primera infancia; así, la fantasía no es en verdad sino la expresión del lamento por la desaparición de esa dichosa edad. Por tanto, la sobrestimación de los primeros años de la infancia vuelve a campear por sus fueros en estas fantasías. Una interesante contribución a este tema proviene del estudio de los sueños. En efecto, su interpretación enseña que aun en años posteriores el emperador y la emperatriz, esas augustas personalidades, significan en los sueños padre y madre.[v] Por consiguiente, la sobrestimación infantil de los padres se ha conservado también en el sueño del adulto normal.






[i] Cf. «Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad» (1908a), donde se hallará una referencia a la bibliografía sobre el tema.


[ii] {«El padre es siempre incierto, la madre es certísima», antigua fórmula jurídica.}


[iii] Freud retorna esto en «Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre» (1910b), AE, 11, págs. 164-5.


[iv] Encontramos mencionado esto último en la carta a Fliess del 20 de junio de 1898 (Freud, 1950a, Carta 91).


[v] Véase Freud, Sigmund, La interpretación de los sueños (1900) AE, 5, pág. 359