miércoles, 9 de abril de 2008

LA ESTRUCTURA EN LA PSICOSIS. José Luis González Fernández.

LA ESTRUCTURA EN LA PSICOSIS[1]
José Luis González Fernández[2]


Es común y además un peso que carga el psicólogo o psicoanalista, que se hable del origen de la psicosis a partir de una concepción genética del problema. Otras corrientes hablan del factor lingüístico, mientras que otras señalan la relación que tiene con la cultura. En este sentido, uno de las grandes atribuciones de la teoría freudiana fue el haber integrado el punto de vista estructural, y haberlo separado del criterio genético y biologicista.

Hablar de la Psicosis como estructura, nos obliga a considerar algo que trasciende al sujeto, algo que está más allá de él, que lo precede como tal. El niño antes de su nacimiento ya está inserto en una estructura que parte del deseo y de un imaginario originado en primera instancia en los padres, pero que es un imaginario producto de los condicionamientos sociales, históricos, lingüísticos y familiares, un deseo, en esencia diriamos “transgeneracional”. La estructura es inherente al sujeto, de modo que ante determinado evento, ese poder será ejercido también de manera determinada e inexorable.

"(En Schreber), la enfermedad psicótica no es sino el resultado de un pacto perverso originado en el padre".[3]
Ignorar que el ser humano es un organismo vivo, omitir la inserción del hombre en su contexto social, el papel de la palabra, o separar los determinantes del proceso mental y considerarlos en forma aislada, fuera de su componente estructural, nos lleva inevitablemente a un reduccionismo.

"En el organismo humano no puede haber una causación anímica absolutamente pura, ya que ese organismo no puede descomponerse en alma y cuerpo (...). La madre no es ningún individuo aislado y abstracto, sino que también ella fue marcada por la sociedad, y representa, hasta cierto punto, lo social" [4]
La teoría psicoanalítica, dentro de una teoría general de las estructuras, utiliza formas clínicas que incluyen el concepto de predisposiciones genéticas, sin embargo, en uno de sus últimos escritos, Freud llega a afirmar que para todo neurótico existe la misma predisposición a la enfermedad, y estas predisposiciones deberán relacionarse con las vivencias accidentales[5]. Debemos entonces entender que lo que Freud considera como lo genético, incluye al propio desarrollo del yo, el desarrollo libidinal, pero genésicamente hablando, es decir, en un sentido totalmente evolutivo y no hereditario. 
Freud alguna vez jugó con las "fantasías filogenéticas"[6] particularmente en su intercambio epistolar con Ferenczi, pero esas ideas no las formalizó por no encontrar una sustentación  que para él debía ser científica. Todo lo demás que pueda decirse en favor de este aspecto bio-filogenético podemos entenderlo como meras concesiones epistemológicas, como una parte importante si, de la historia de la teoría psicoanalitica.

Breve recorrido por algunas escuelas

El grupo de Palo Alto propone la noción de "doble vínculo" como causación de la psicosis. El psicótico queda atrapado entre órdenes contradictorias y es colocado en un permanente conflicto de transgresión. Según esta línea, el observador detecta en la sintomatología del sujeto en cuestión, los comportamientos propios y habituales de su relación familiar.
Cuando el sujeto se enfrenta a estas órdenes paradójicas, la salida consiste en la expresión metafórica, es decir, una respuesta que puede conservar un sentido personal y al mimo tiempo que puede ser interpretada de diversas maneras.[7]
Pese a tener interesantes resultados en el abordaje del "paciente" psicótico, la escuela de Palo Alto no profundiza en la problemática de los padres y su relación con el sujeto y si llega a hacerlo, es a través de encuestas y entrevistas, no obstante los esfuerzos de Laing y colaboradores por extender el concepto de patología familiar al de nexo familiar.

Piaget postula que la mente humana va evolucionando de estructura en estructura a partir de una inicial (innata), que irá troquelándose de modo tal que la estructura resultante siempre será una nueva.

"(una estructura) que antes no estaba ni en el mundo exterior, ni en cierto modo, en el interior del sujeto. El motor de la formación de nuevas estructuras entre el individuo y el mundo nos hace introducir explicaciones globales relacionadas con la abstracción repetida y la autorregulación"[8]
Para Lacan, la problemática concreta del psicótico está en relación con la palabra de sus progenitores. El lenguaje preexiste a la aparición del sujeto, es decir, el niño ocupa un lugar en el discurso de los padres antes de su nacimiento. Tiene ya un nombre, se hablará de él, o como diría Leclaire [9] el niño maravilloso representado por la pulsión de muerte nació antes que él.

"El medio propiamente humano no es biológico ni social, sino lingüístico" [10]

Caruso y la Psicología Profunda afirman que: "El desarrollo humano y de la futura socialización, no empieza el día del nacimiento. La nueva persona nace dentro de una sociedad por obra de dos personas y su existencia es condicionada en forma directa e indirecta, antes del nacimiento"[11]……"La existencia del hombre como tal dependerá del factor social y subjetivo de la aceptación, factor que ninguna ley, por muy bien hecha que esté, puede garantizar"[12]. La aceptación depende también de la condición social, en términos de la propia estructura social. 


El individuo psicótico es un producto de muchas circunstancias, y es el resultado de un proceso que como veremos más adelante, es de cuando menos tres generaciones, en cuya evolución un sinnúmero de sucesos similares inciden, por ejemplo, en la ausencia del deseo, que de generación en generación, hasta llegar a la tercera, comprometen la estructuración del yo, quedando el sujeto atrapado en una de las vertientes edípicas: el psicótico queda borrado del clan familiar al ser fusionado por la madre. 

El presidente Schreber (tercera generación), tiene una genealogía que certifica para la ciencia médica su ascendente "pático", pero estructuralmente nos da mucho que hablar; hermano suicidado, hermana histérica, tía con paranoia crónica, etc., y especialmente el padre de Schreber, un hombre cuya función perversa (segunda generación), la desarrolló en su hijo a través de la puesta en práctica de sus libros sobre  "salud y educación", obsesivamente preocupado o mejor dicho perversamente gozoso por corregir la postura de los niños inventando para ello los más sofisticados aparatos de tortura para corregir cualquier desviación a la norma.

"Es posible que esta preocupación surgiera del precario estado de salud que parece haber soportado el Dr. Schreber en su propia juventud"[13]. Como los reportes de la clínica del hospicio de Sonnenstein, el padre de Schreber, sufrió de "ideas obsesivas con tendencias homicidas".[14]
 

"Es ciertamente -el hombre-, un resto de biología, pero es sobretodo, un pedazo de cultura"[15]

ALGO DE HISTORIA

Durante el siglo XIX, el término psicosis fue utilizado para designar a las enfermedades mentales en su conjunto. Es sólo a finales de ese mismo siglo que comienza a delimitarse una oposición entre psicosis y neurosis.
Las neurosis se limitaban a las afecciones consideradas como derivadas de los nervios; neurosis cardiacas, digestivas, etc., donde se presentaba una afectación de órgano pero sin lesiones manifiestas. También aquí se incluían enfermedades como la corea, epilepsia, y manifestaciones neurológicas de la histeria, que si bien se consideraban orgánicas no aportaban datos anatomofisiológicos que lo confirmara.

EL PAPEL DE LA DEFENSA EN LA ETIOLOGÍA DE LAS NEUROSIS

El primer criterio utilizado por Freud se fundamentó en factores específicos de orden genético, tóxico o traumático dando lugar a la teoria de la seduccion o teoria traumática. Es a partir de los trabajos que Freud realiza sobre la histeria, cuando ira forjando una nueva concepción sobre la enfermedad mental,  al tiempo que construirá el método y teoría del psicoanálisis. Es asi que Freud establece en un primer momento las siguientes estructuras: 

1) Neurosis actuales (neurastenia, neurosis de angustia, hipocondria).
2) Neurosis de transferencia ( histeria, histeria de angustia o fobias, y neurosis obsesiva).
3)Neurosis narcisistas o Psicosis (esquizofrenia, paranoia, psicosis maníaco/depresiva, y las psicosis en general.
4)Las perversiones.[16]
En un segundo tiempo, al trabajar sobre el conflicto y la defensa, intenta dilucidar el mecanismo neurótico y a partir de éste, el psicótico y propone así el término de “psicosis de defensa”,[17] por derivarse de la represión de recuerdos penosos.  Ya el sujeto no teniua que liberar la carga de un trauma no tramitado, sino que había una representación intolerable generadora de angustia que el sujeto debía manejar.

“Los sucesos de que los histéricos sufren... no se hallan inscritos en el registro que permite hablar de memoria o de olvido, no se manifiestan bajo el modo de la representación (es decir, no se constituyen en fragmentos - los significados - de los signos verbales) en los que se agota la conciencia del sujeto, sino bajo un modo sui generis que Freud caracterizara con un termino curioso: Reminiscentia (..) la reminiscencia de que sufre el histérico no es rememoración, sino reactualización. Rememorar equivale a hurgar en la serie de representación pre-concientes abriéndoles paso a la conciencia".[20]


La defensa, consistirá en los esfuerzos por olvidar o abolir esa representación intolerable, siempre de carácter sexual y lograr separarla del afecto que la acompaña. Este, como Freud lo señala[18] es un mecanismo normal, pero en ciertos casos, el olvido no se realiza, la defensa fracasa y entonces se produce una reacción patológica que da lugar a la neurosis, es decir, a la histeria de defensa, a una representación (idea) obsesiva o a la psicosis alucinatoria.

Si hablamos de recuerdo penoso, en evidente que lo hacemos bajo el supuesto de considerar que antes se produjo una percepción de la situación a olvidar, que se produjo una representación determinada, y pese al olvido, la huella mnémica y el afecto ya se han presentado, por lo que no podríamos hablar de un olvido propiamente dicho, de manera que como resultante surgirán los síntomas, formaciones de compromiso que relacionan al afecto con una nueva representación que sustituye a la reprimida. 

“Para la psicosis esto no es del todo exacto, en el caso de las neurosis el objetivo sería retirar la cantidad de excitación de aquella representación penosa o intolerable para que desprovista del afecto no imponga exigencias al trabajo asociativo.[19]
Al referirnos a una suma de excitación o investidura libidinal “afecto” que es retirada de la representación, y recordando la frase de que la energía no se crea ni se destruye sino sólo se transforma, tendríamos que deducir cual fue el destino de aquel afecto retirado o suma de excitación. Freud nos lo aclara: 
-En la histeria al cuerpo mediante la conversión, 
-En la histeria de angustia es desplazado a un objeto exterior dando lugar a la fobia.
-En la neurosis obsesiva hacia la propia representación (idea) obsesiva, a través de lo que Freud llama un "enlace falso". Un enlace falso ya que sustituye la representación original por otra que simplemente le hace referencia. 
 -En la psicosis, -donde Freud afirma que se realiza una defensa más efectiva-, en lugar de retirar la suma de excitación, el Yo ahoga, "sofoca" al afecto e ignora a la representación. Pero en este caso, como la representación es inseparable de "un fragmento de la realidad objetiva"[21], se producirá un desprendimiento de esta realidad. La alucinación resultante es pues hostil al yo pero al mismo tiempo "amistosa" ya que coloca a la defensa como victoriosa. Así, Freud considera que el yo se defiende "mediante el refugio en la psicosis".[22]


 "Se llega a unas alucinaciones que son amistosas para el yo y que sostienen a la defensa... en cuanto a la paranoia, se conserva la representación y el afecto, pero se "proyectan" hacia el mundo exterior. .). La proyección es un mecanismo normal, su abuso, es la paranoia".[23]
Podemos entender entonces como el afecto, junto con la representación intolerable, al no poder tramitarse por las vías convencionales, es entonces "expulsado", es emitido al exterior en forma directa.[24] En "Neurosis y Psicosis" (1923), Freud define a la neurosis como el resultado de un conflicto entre el yo y el ello. Para la psicosis presenta un desenlace análogo, pero el de una perturbación entre el yo y el mundo exterior[25]

A partir de este momento, ya en la segunda tópica, la noción de pérdida de realidad toma el lugar del rechazo mediante la proyección. En "perdida de realidad en las neurosis y las psicosis" (1924)[26] insiste puntualizando que en el caso de las neurosis, el yo, obedeciendo a las exigencias de la realidad, reprime una parte del ello, es decir, de la vida pulsional, mientras que en las psicosis, el mismo yo, dependiendo en todo caso del ello, se retrae de una parte de la realidad misma.

Para Freud entonces, tanto en las neurosis como en las psicosis hay un rechazo de la vida pulsional y sus diferencias son de índole cuantitativa en cuanto a la intensidad del rechazo. En las psicosis es mayor y produce una pérdida del contacto con la realidad, aunque no totalmente. 

"Estamos ya preparados para el supuesto de que los estados patológicos del yo, en los que vuelve a acercarse en grado máximo al ello, se fundan en una cancelación o en un afloramiento de este vínculo con el mundo exterior. El problema de la psicosis sería sencillo y transparente si el desasimiento del yo respecto de la realidad objetiva pudiera consumarse sin dejar rastros. Pero al parecer, esto ocurre rara vez, quizá nunca"[27].

En la ultima parte de "lo inconciente", al hablar del rechazo de la realidad en la esquizofrenia, menciona que las palabras son emitidas según las reglas del proceso primario, hay condensación de términos, y desplazamiento de afectos, pero algo muy importante, analiza como las manifestaciones de los “pacientes” y el juego de palabras al que recurren, generalmente se refieren al cuerpo y es así que Freud habla del "lenguaje de los órganos". Los síntomas entonces, no se estructuran en relación a las ideas, sino en relación a la semejanza entre palabras, "como si las palabras mantuvieran la investidura".
Concluye así, que la diferencia esencial entre el sistema Ic y el Pc-Cc, no reside en el paso de ideas de un sistema a otro, ni tampoco en un cambio funcional, sino que al proceso que proviene del inconsciente se le agrega un concepto puramente verbal.
Lo que realmente se realiza entonces en las psiconeurosis durante el proceso de la represión, es lograr que la idea descartada no pueda ser expresada verbalmente. En la psicosis hay pues, una desinvestidura de la representación cosa, y la representación palabra queda sobreinvestida, así es que podemos pensar en una desconexión con el mundo externo y el valor particular del discurso del psicótico.

Freud afirma que mientras en la histeria los síntomas son derivados de impresiones condensadas cuyo origen se encuentra en las personas "importantes" afectivamente para el sujeto, en la paranoia cada una de estas impresiones es dispersada, dando como resultado la idea delirante o la alucinación sin una relación de objeto perceptible por el observador.

SOBRE EL NARCISIMO

En una nota al pie de página, citando a Jung, Freud apoya la idea de una fragmentación en la psicosis, cuyo objetivo sería impedir el surgimiento de "impresiones demasiado intensas"[28]. Plantea que en el sustrato de la estructura psicótica se encuentra un impulso homosexual reprimido que mediante la transformación en lo contrario y su proyección, se convierte al objeto amado en objeto de odio, sustituyendo aquel impulso mocional por un delirio.

"El punto débil (...) ha de buscarse en el tramo entre el autoerotismo, narcisismo y homosexualidad, y allí se situará su predisposición patológica"[29].

Así introduce la idea de una regresión patológica en las psicosis. La libido retorna al yo, volviendo al estadio narcisista. Dentro del desarrollo libidinal, hay entonces una regresión a un estadio donde el yo era el único objeto sexual. Es más, en 1938, en su "Esquema del Psicoanálisis"[30], plantea que los estados patológicos del yo, donde hay una regresión total al ello, se basan en una cancelación o "afloramiento" de este vínculo con el mundo exterior.

En el caso Schreber, dice en relación al narcisismo que consiste en que el individuo empeñado en el desarrollo y que sintetiza en una unidad sus pulsiones sexuales "autoeróticas", para ganar un objeto de amor, se toma primero a sí mismo, a su cuerpo propio, antes de pasar a la elección de objeto en una persona ajena[31]. El amor de objeto neurótico consiste en que el niño inviste en la madre la garantía de bienestar cuando las pulsiones se activan en busca de satisfacción[32], es transitorio, el niño es objeto del objeto. "En la ilusión de la diada madre-hijo" , pero la ilusión se torna en desilusión ante la toma de conciencia del tercero: el padre que siempre estuvo ahí, pero en el psiquismo de la madre, ante el niño, sólo fue figura, un ser que representaba la encarnación de la ley. Pero en el psicotico las cosas son diferentes, el padre efectivamente estuvo ahí, pero difícilmente podríamos  hablar de que este niño fue objeto del objeto, o al a manera de Caruso (supra) , la aceptación por la madre fue de bajo nivel, eso hace que solo pueda recurrir al refugio en la madre, un refugio que precede al tiempo de la estructuración del yo neurótico.

Freud estudia el mecanismo paranoico al desarrollar la siguiente frase:
 "Yo lo amo"[33]. Es decir, yo que soy un hombre, lo amo a él, otro hombre. Pero al negarse, se transforma en "no lo amo, lo odio. Se da una inversión que da lugar al delirio de persecución: "no lo odio, es él quien me odia".
La erotomanía la encontramos en: "no es a él al que amo, es a ella, luego entonces, ella es quien me ama", o también "no soy yo quien ama a un hombre, es ella" (delirio de celos), y finalmente: "yo no amo en absoluto, no amo a nadie, yo me amo sólo a mí" (de grandeza). El delirio de celos contradice al sujeto, el delirio de persecución al verbo, la erotomanía al objeto. Llega a la conclusión de que los delirios no son estrictamente parte de la "enfermedad", sino que representan intentos de simbolización y por tanto, de curación:

"La formación delirante, es, en realidad, el intento de restablecimiento, la reconstrucción... No era correcto decir que la sensación interiormente sofocada es proyectada hacia afuera, más bien inteligimos que lo cancelado adentro retorna desde afuera"[34].

Desde una perspectiva económica, Freud (según propias palabras influido por Abraham), observa que el proceso comprendía un retiro libidinal de los objetos y su puesta en el yo dando lugar al "narcisismo secundario". Desarrolla entonces el concepto de neurosis narcisistas en oposición a las de transferencia, ahora incluyendo una categoría de padecimientos que se refieren a la imposibilidad de un paciente por efectuar una transferencia libidinal. El grupo de manifestaciones sintomatológicas reflejaban los esfuerzos inútiles de la libido por retornar a los objetos. En términos económicos es muy importante abordar los destinos de la libido yoica, el problema radica en que ésta no es fácilmente "detectable", solo es accesible cuando ha investido a los objetos[35].

"las pulsiones de autoconservación eran de naturaleza libidinosa, y (..) tomaban como objeto al propio yo del sujeto. Se diferenciaron así dos clases de libido: una de carácter narcisista que respondía a las pulsiones de autoconservación, en oposición a otra llamada libido de objeto"[36].

La diferencia económico-terminológica entre Neurosis Narcisísticas y las de Transferencia, radicará en que en la primera queda disponible una cantidad de energía capaz de ser transferida a otros objetos, mientras que en las de transferencia esto no es así. Hay pues una "introyección" de la libido de los objetos y un aumento de la libido del yo. Y de ahí la fundamentación del delirio.

"..la libido liberada por frustración no queda adscrita a los objetos de la fantasía, sino que se retira sobre el yo, el delirio de grandeza es la operación psíquica equivalente a la introversión sobre las formaciones de la fantasía en las neurosis de transferencia"[37]
Tomando a la psicosis pues como una neurosis narcisística, la transferencia neurótica no es pues posible, sin embargo, el mismo Freud en referencia al caso Schreber escribe:

"No es difícil que la sensación de simpatía hacia el médico proviniera de un proceso de transferencia"[38]
Cuando Freud hace su diferenciación clínica, lo hace en referencia a sus estudios sobre la defensa y a su "neurótica". Desde luego que ello pertenece ya a la propia epistemología psicoanalítica, y no por ello implica una descalificación de la teoría sobre la psicosis, aunque sí un cuestionamiento. El mismo Freud reconocía las dificultades que su teoría enfrentaba al tratar de aplicarse a las psicosis, y uno de los puntos a cuestionar es precisamente el de la transferencia.

       "las psicosis (..), son pues, inapropiadas para el psicoanálisis, menos tal como hoy lo practicamos. No descarto totalmente que una modificación apropiada del procedimiento nos permita superar esa contradicción y abordar así una terapia de las psicosis"[39]
Años más tarde, Freud señalaría que para ciertos grados de psicosis, el análisis había obtenido "indudables éxitos"[40]

DE LA NEGACIÓN

Freud, habla de que toda la relación con la realidad se constituye sobre un fondo alucinatorio y apunta a la recuperación de un objeto perdido. Esto nos abre el camino hacia la AUFHEBUNG, "palabra dialéctica hegeliana que significa a la vez negar, suprimir y conservar, y en el fondo levantar"[41]
La negación viene a ser la consecuencia de una función de atribución que se refiere a establecer si la representación que esta ya en el Yo puede ser re-encontrada también en la realidad (o en la percepción).

"La negación es una Aufhebung [cancelación] de la represión, aunque, claro esta, una aceptación de lo reprimido"[42]
Un contenido de representación o de pensamiento reprimido puede llegar a la conciencia solo si se deja negar. La negación es una forma de conocer aquello que fue reprimido, aunque, la representación original como tal no llega a la conciencia, sino que lo hace como la no aceptación. Es una forma de separar lo reprimido de la función intelectual[43] Pero esta negación es ante una representación en si misma y no, por ejemplo, ante fantasías.

"El que habla dice: esto es lo que no soy. No habría aquí ya represión, si represión significa inconciencia, puesto que es consciente. Pero la represión subsiste en cuanto a lo esencial, bajo la forma de la no-aceptación"[44]
Ahora bien, la función del juicio, entendido como operación lógica o del pensamiento, tiene dos decisiones que tomar: atribuir o desatribuir la propiedad de una cosa, y debe admitir o impugnar la existencia de una propiedad en la realidad[45].
Lo que incide sobre la existencia real de un objeto representado, es un interés del Yo-realidad definitivo, que se desarrolla desde un Yo-placer inicial (examen de realidad). En un primer momento, el momento mítico de la primera negación, donde domina el principio del placer, todo es ordenado según el afuera/adentro, génesis del "juicio de atribución"

"¿Detrás del juicio de atribución que hay? Hay el quiero apropiar(me), introyectar o el quiero expulsar.(..) Hay pues una operación (..) de expulsión y (sin la cual), la operación de introyección (no tendría sentido). Esta es la operación en la que se funda lo que será el juicio de atribución".[46] En este desarrollo se deja de lado el miramiento por el principio del placer. La experiencia ha enseñando que no sólo es importante que una cosa del mundo (..) posea la propiedad buena, sino que pueda apoderarse de ella si lo necesita[47]
El examen de realidad, que consiste en certificar que una representación dentro del yo pueda ser encontrada también en la percepción, tiene como primer objetivo no encontrar el objeto real, sino reencontrarlo, "convencerse de que todavía esta ahí". Entonces el pensar, es hacer presente en la representación algo que alguna vez fue percibido., y de alguna manera deformado.

"Se trata de atribuir al yo (..) una representación a la que ya no corresponde, pero a la que ha correspondido un retorno atrás, su objeto. Lo que esta aquí en cuestión es la génesis del exterior y del interior"[48]
 
En la psicosis todo lo que sería idéntico al yo, se ha tornado extraño, todo lo que exigía el resurgimiento, en nombre del sujeto, de las representaciones que condicionan el examen del objeto que hay que encontrar, se torna imposible en la medida que en que hallar el objeto significa hallarse en relación con él[49] Freud afirma que la función del juicio solo puede llevarse a cabo mediante la creación del símbolo de la negación, que "da independencia frente a los resultados de la represión", y por lo tanto, independencia respecto al principio del placer[50]

Lacan, basándose en el artículo de “La Negación” de Freud, define la forclusión en relación a un proceso primario que realiza dos operaciones: La introducción en el sujeto y la expulsión fuera del sujeto. Esa introducción es la que llama "simbolización primaria", mientras que la expulsión constituye lo real, ya que persiste fuera de la simbolización. La forclusión es la no simbolización de la castración, se trata pues, de una "abolición simbólica". De ahí que Lacan modifique una frase de Freud afirmando que lo que es abolido no es la realidad exterior ni el deposito de lo imaginario, queda lo simbólico.

¿Pero como entender esta forclusión de lo simbólico?. Lacan dice que la forclusión del Falo responde en el plano imaginario a la forclusión del nombre del padre en lo simbólico[51] Por ejemplo, Schreber sufrió de los efectos que se manifestaron en el plano de lo imaginario por tener que ser el Falo para su madre, aparece como si el Falo no existiera, pero al mismo tiempo como si sólo el Falo existiera. Hay forclusión cuando la presencia del niño viene a saturar un deseo, es decir, a apagarlo suturando así la combinatoria significante de lo sexual y del amor entre los progenitores[52]
La forclusión dependerá del lugar que ocupa el tercero, o para decirlo con mayor precisión, del lugar que éste no ocupa. El padre como tercero, es quién tiene que situarse en relación con su propio deseo, pero también en relación con su rol de depositario de la ley en cuanto a sí mismo él está sometido a ella[53]
A decir de Lacan, durante el estadio del espejo, se produce un encuentro del cuerpo del niño y el cuerpo del otro (la madre que lo mira diríamos). La imagen del otro va a garantizarle la realidad de todo su cuerpo. El niño va a reconocer en el yo (je) especular (cargado por la libido materna) su yo (moi) ideal (objeto del narcisismo primario). [54]
En el psicótico la cosa es distinta, "lo que el espejo le devuelve es el como el lugar de la castración, y a esta imagen no puede hacer otra cosa que huirle. Lo que refleja en el espejo en cuanto que yo especular (convirtiéndose el otro en agente de la castración) le cierra para siempre al psicótico toda posibilidad y toda vía de identificación. Y si esa imagen está forcluída, entonces no hay un yo constituido en la alteridad, pero sí en una dualidad fantasmática que construirá una historia real, pero irreal ante el observador.

"su negativismo, no es entonces la protección y también el símbolo mismo de su ser siempre reafirmado en el repudio de todo proyecto yoico, reafirmando en una ausencia que nos dice: sólo existo si no existo"[55]

La madre o el padre del psicótico habla por el niño y en lugar del niño para explicarle a él mismo, es decir, que el niño no tiene lugar ni nombre; ella o él no necesita saber lo que el niño piensa, puesto que piensa lo que se le ha puesto en él. La madre o el padre disponen incluso del cuerpo del hijo para la alimentación, la evacuación o cualquier otro goce[57]
"Hasta la introducción incoherente de mis nervios dentro de mis nervios de las conjunciones que expresan la relación causal o cualquier otra relación (porque "solo", "por la razón de que", "por la razón de que yo", "sea que", "por lo menos", etc.), me ha obligado a pensar sobre muchas cosas sobre las cuales en general el ser humano suele pasar sin advertirlo y de esta manera ha contribuido a profundizar mi pensamiento"[58]
No se puede hablar de represión, sino de forclusión ya que el otro forcluído está separado de los pensamientos concientes, que ya no tienen relación con el que los ha colocado ahí. El yo queda desvanecido porque no es sino sólo los pensamientos de otro. El psicótico así invadido por los pensamiento del otro, los sufre[59]
En el caso de Schreber, su padre, siguiendo la metodología que propone en sus libros sobre "educación" se encargó de "conquistar" el pensamiento de su hijo:

"Cree que un niño educado para obedecer a sus padres incondicionalmente es (noblemente independiente) y probablemente induce al niño a creer tal cosa lo que quieren sus padres, le enseña a pensar de sí mismo. Al tiempo que enseña a un niño a hacer lo que él quiere y le impide ver que todavía hace lo que quieren sus padres, le enseña a pensar que podría ser lo que el hijo no querría de haber podido pensar con claridad"[60]

“LA CLINICA”

Nuestra tarea será definir lo no simbolizado por él, "para intentar introducirlo en el ejercicio de las verdades castigadas por la forclusión"[61] Es necesario tratar de llenar ese vacío, ese hueco derivado de la forclusión y hacerlo con pensamientos acordes a las necesidades del otro. En la clínica del psicótico encontraremos lo que pertenece en el neurótico al inconsciente, pero el análisis no irá por ahí, ya que lo que aparecería como una verdad (óptica neurótica) al momento en el que deja de estar presente, el delirio por ejemplo, deja un vacío y un enfrentamiento con la nada, un enfrentamiento con una angustia mortal.[62]
"..no es una verdad descargada, sino más bien una contraverdad, el contrario de su propia historia"[63]
Para que pudiera haber análisis, siguiendo la teoría freudiana, el yo debe colaborar, pero ¿Que clase de yo colaborará?, ¿O en que circunstancias?. En el psicótico no hay una distinción entre el significado y el significante, juega con el material verbal en tanto significante para poner en duda todos los significados eventuales[64]. Como afirma Freud, hay un predominio de la relación verbal sobre la relación objetal. La palabra deja de ser el instrumento de las mediaciones interpersonales.

     Por eso la terapia no es ni puede ser actualización transferencial de una historia que el paciente no expresa, sino crear una historia. Técnicamente debemos evitar confundir defensa psicótica y resistencia neurótica. En el psicótico no hay un retorno de lo reprimido, se presenta más bien una expresión de lo que nunca existió para él , aquello que por lo tanto no pudo asumir simbólicamente[56]

"se nos impone la renuncia a ensayar nuestro plan curativo en el caso del psicótico. Y esa renuncia puede ser definitiva o sólo temporal, hasta que hallamos otro plan más idóneo para él"[65].
Ahora bien, si decimos que el psicótico se encuentra a nivel del enunciado, es por que no dispone de sus pensamientos, el otro piensa por él, de ahí la petición de amor que toma el camino de una transferencia masiva "Le ruego que tome la posición de mi madre o de mi padre"[66]. Al mismo tiempo, esta petición es interpretable como un rasgo transferencial "neurótico" que alude a una vuelta narcisista.

"lo evidente en la demencia precoz es que la libido ha sido retraída de los objetos, y de ahí la imposibilidad de una terapia de transferencia"[67].
Ante esta situación transferencial, el psicoanalista no puede representar al padre o madre que gratifican ya que se corre el riego de fortalecer un estado del que se trata de salir. Tampoco puede dejar de desear esta articulación del otro con los pensamientos, pero al hacerlo, corre el riesgo de proyectar al analizado hacia el delirio, alucinación y quizá incluso hasta el suicidio[68]

El papel del analista frente al paciente psicótico no debe ser el de colocarse en el lugar de un "supuesto saber", que como Lacan afirma, es el lugar de un saber proyectado[69]. El psicótico, al no tener un pensamiento e historia propia, carece de saber, y entonces lo colocaríamos frente al analista como alguna vez estuvo ante el padre o la madre poseedores de la ley y el poder absoluto.

El primer objeto que retornará al psicótico será el terapeuta, en la medida en que se ofrece como punto de fijación de los deseos frustrados, y al mismo tiempo como dispensador de las reparaciones gratificantes[70].
"si hay análisis, es haciendo posible el giro de la situación del analizado. Es decir, que el psicótico se ponga en la posición del otro excluido para enviar al psicoanalista (...) los pensamientos de los que se siente separado"[71].
Para finalizar y a manera de epílogo, citaremos unas palabras de Roustang:

"...si hay análisis de un psicótico es porque el psicoanalista se sabe el mismo extranjero y extraño. Dos extraños en un país extraño. (El psicoanalista) se convierte en el posible, porque no rechaza al otro extranjero y no intenta únicamente, o en lo absoluto, hacer que se reintegre en el mundo de los normales-neuróticos"[72].
JLGF.



[1]Conferencia impartida en la Universidad Autónoma Metropolitana -Xochimilco Febrero 2000
[2] Médico, Psicoanalista, profesor de psicología del Departamento de Educación y Comunicación, UAM Xochimilco y Miembro activo del Circulo Psicoanalítico Mexicano
[3]Masotta, Oscar., Ensayos Lacanianos.,Ed.Anagrama.,1976., p.220
[4]Caruso, Igor., Narcisismo Y Socialización., S XXI editores., 3a edición., 1987.,p.107
[5]Freud, Sigmund., Esquema del Psicoanálisis, O.C.AE-23., Bs. As., 1984., p.183. Estamos hablando de las “Series Complementarias” Nota del Autor.
[6]Freud, Sigmund., Panorama De Las Neurosis De Transferencia., Revista "Subjetividad y Cultura"., Num 1, 2 y 3., México., Junio 1991, marzo 1992, septiembre 1992.
[7]Benoit, J.C., El Doble Vinculo., FCE. México., 1985., p.22
[8]Caruso, Igor., op.cit., p.107
[9]Leclaire, Serge., Matan A Un Niño., AE., Bs. As., 1975
[10]Mannoni, Maud., El Psiquiatra, Su Loco y el Psicoanálisis, sXXI Ed., 6a edición., México 1985., p.167.
[11]Caruso, Igor., op.cit., p.15
[12]ibid., p.22
[13]Niederland, William., Tres Notas Sobre El Caso Schreber., Nueva visión., Bs.As.,1984., p.182 y n4.
[14]Baumeyer, Franz., El Caso Schreber., Nueva visión., Bs.As.,1984.,p.13
[15]Caruso, Igor., op.cit., p.109.
[16]Pichón-Riviere, E. La Psiquiatría, Una Nueva Problemática. Ed. Nueva Visión, 2a Ed, 1984. p.175
[17]Freud, Sigmund. Nuevas puntualizaciones sobre las psiconeurosis de Defensa.(1896) O.C., AE-3,1984.,p.175
[18]Freud, Sigmund, Las Neuropsicosis de Defensa, O.C. AE-3., Bs.As, 1984., p.50
[19]En las neurosis la defensa se organiza sustituyendo la representación intolerable por otra más aceptable para el yo, el fracaso de este compromiso dará lugar a los síntomas característicos de la neurosis.
[20]ibid.
[21]ibid.,p.60
[22]ibid
[23]Freud, Sigmund., Manuscrito H., O.C., AE-I.,Bs.As, 1984., p.251.
[24]Esto nos ayuda a comprender la transferencia "masiva" que se presenta en el psicótico.
[25]Freud, Sigmund.,Neurosis y Psicosis., O.C., AE-19., Bs. As., 1984.
[26]Freud, Sigmund., La Pérdida de Realidad en la Neurosis y en la Psicosis., O.C., AE-19.
[27]Freud, Sigmund., Esquema de Psicoanálisis.,op.cit., p.203
[28]Freud, Sigmund., Puntualizaciones Psiocanalíticas Sobre un caso de Paranoia (Dementia Paranoides) descrito Autobiográficamente O.C.,AE-12., p.47.
[29]ibid., p.58.
[30]Freud, Sigmund., Esquema del Psicoanálisis., op.cit., p.203
[31Freud, Sigmund., Puntualizaciones..., op.cit., p.56
[32]Green, André., Narcisismo de vida, Narcisismo de muerte., AE., Bs.As., 1987.,p.138.
[33]Freud., ibid., p.58-59.
[34]Ibid. p.66
[35]Freud, S. Tres ensayos para una teoría sexual. O.C., AE-7, 1984., p.199.
[36]Ibid. p.11
[37]Freud, S. Introducción al Narcisismo.,O.C., AE-14, 1984.,p.88-89.
[38]Freud, S., Puntualizaciones Psicoanalíticas sobre un caso... op.cit., p.44
[39]Freud, S. Sobre psicoterapia., O.C., AE-7., p.253
[40]Freud, S. Presentación autobiográfica., op.cit., p.56
[41]Hyppolite, J. Comentario hablado sobre la Verneinung de Freud, Jaques Lacan, "Escritos 2"., SXXI., 1985., p.860
[42]Freud, Sigmund., La Negación., OC AE-19., Bs.As., 1984., p.253
[43]ibid.
[44]Hyppolite, J., op.cit., p.861
[45]Freud, S. op.cit., p.254
[46]Hyppolite, J., op.cit., p.863-64
[47]Freud, S. op.cit., p.255
[48]Hyppolite, J., op.cit., p.864
[49]Perrier, F. El Cuento de la Buena Pipa, Ed. Petrel, p.315
[50]Freud, Sigmund., op.cit., p.252.
[51]Lacan, Jaques., Escritos 2., SXXI., México 1985., p.558.
[52]ibid., p.559.
[53]Perrier, F., op.cit., p.351.
[54] Lacan, Jaques., Escritos 2., SXXI., México 1985.
[55]Perrier, F., op.cit., p.316
[56]ibid., p.311
[57]Roustang, F., Un Funesto Destino., Premia, 1980., p.141.
[58]Schreber., Paul Memorias De Un Enfermo Nervioso, Ed. Lohle., p.187.
[59]Roustang, F., op.cit., p.149
[60]Schatzman, Morton., El Asesinato Del Alma., SXXI, México 1979., p.31
[61]Perrier, F., op.cit., p.329.
[62]Roustang, F., op.cit., p.15
[63]Perrier, F., op.cit., p.310
[64]ibid p.306.
[65]Freud, Sigmund., Esquema del psicoanálisis., p.174.
[66]Roustang, F., op.cit., p.147.
[67]Freud, Sigmund., Actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, Nueva visión, T.II., Bs.As., 1980., p.473.
[68]Roustang, F., op.ci3t., p. 149.
[69]Masotta, Oscar., op.cit., p.207.
[70]Perrier, F., op.cit., p.324.
[71]Roustang, F., op.cit., p.150.
[72]ibid., p.154.